Del diario de Ilindril:

Después de la tempestad siempre hay tiempo de calma, eso era lo que decía mi tío, y no se equivocaba. Nuestro destino nos ha llevado a correr numerosas y peligrosas aventuras, aunque sin duda estos últimos días han sido de lo más relajado, bueno, al menos en parte....

En nuestro camino hemos tomado descanso en una pequeña villa (por no decir un pueblucho), que si os soy sincero, no recuerdo ni su nombre, ya que como buen guerrero mi mente se encuentra siempre ocupada en más importantes menesteres que el de retener el nombre de uno de los muchos lugares que recorremos. Aquí, aprovechamos para tomar descanso, bien merecido tras los últimos acontecimientos, y aprovisionarnos para poder continuar nuestro viaje.

Mientras Lía y los demás se encargaban de los atavíos, trabajo demasiado vulgar para alguien como yo, preferí disfrutar de los ofrecimientos de una pequeña posada local, buena comida, lechos calientes y mullidos y lo que más echaba de menos, UN BAÑO, un caliente y relajador baño. Esa misma noche, tras la cena, y antes de dormir tomé un buen baño, preludio del gran baño del siguiente día, sólo por relajar mis doloridos y tensos músculos para poder disfrutar de un buen sueño. 

La hospitalidad local me ha dejado impresionado, el posadero, un tipo de los mas vulgar, se ha comprometido a enviarme a su hija para recoger mis ropas, lavarlas, zurcirlas y tenerlas listas para mañana, sinceramente les digo, que no esperaba que un tipo tan poco favorecido pudiera tener una hija tan bella y tan bien esculpida, sin duda, mis felicitaciones a su esposa.

Toda la noche siguiente la pasé, inevitablemente, pensando en tan bella mujer, es sus largos cabellos negros, en su piel fina y sonrosada, en su cuerpo esbelto y bien formado, en sus pechos erguidos, en sus largas piernas, y en como seria su cuerpo sin esos atavíos de sirvienta....Estaba deseando que llegara la mañana solo para poder volver a verla, o incluso, por que no, poder seducirla. En mi familia siempre hemos sido famosos, no solo por nuestros bienes, o por la fama desmedida de mi tío, si no por ser grandes seductores... ¿Podría un elfo esbelto, musculoso y tan atlético y bien formado como yo, seducir a esta joven e inexperta humana? Por supuesto....

Con la primera luz del alba, despedí a mis compañeros. Me encontraba en una difícil situación, acompañarlos en sus compras o tomar un baño en grata compañía, ejemmm....difícil elección. Me dirigí al baño provisto tan solo te una gruesa bata que me habían prestado la noche antes, y tras cruzar el pasillo, ya pude contemplar su bella figura esperándome, con mis ropas, en la misma puerta del baño. Me aproxime a ella despacio, sin dejar de mirarla, y cuanto mas cerca me encontraba de ella, mas me fijaba en como ella bajaba la mirada y evitaba mirarme. Cuando llegué a su altura, extendí la mano y le rocé la mejilla, parecía que un atardecer se reflejara en su cara, tan sonrojada y tímida que resultaba si cabe aun mucho más apetecible. Le di las gracias, ella bajó de nuevo la mirada, podía oír su corazón palpitando sin parar, le tome de la mano, y juntos nos introdujimos en el baño. ¡¡¡Por Shelenine!!! ¡¡¡Que mañanaaaa!!! Un baño, una buena mujer, ropa limpia.....y todo esto por el mismo precio. Por razones obvias, un caballero nunca rebela los acontecimientos ocurridos en su alcoba,...ni en su baño...Aunque si les diré que pocas veces había disfrutado tanto (y tantas veces) de tan bella flor...

Esa misma tarde, tras la comida, reanudamos nuestro camino, con energías renovadas, al menos yo, porque parece ser que mis amigos no pueden salir solos ni a realizar unas compras. No han querido decirme que les ha ocurrido, pero esta claro que han tenido problemas con alguien, porque las muestras de lucha en sus cuerpos son evidentes. Está claro que sin mí no tienen ni la más mínima posibilidad de salir indemnes de ningún conflicto. Bueno, ellos sabrán que hacen, sin duda mi día ha sido mas grato que el de todo ellos junto......queee mujeeeeer......

Estaba claro que la calma y la tranquilidad no podía durar para siempre. Al llegar la noche oí unos ruidos, y me apresuré a despertar a mis compañeros. Mientras ellos despertaban, encontramos un cadáver destrozado, y unas huellas gigantescas, y la verdad es que no pintaba nada bien. Cuando todos estábamos ya despiertos, decidimos continuar camino y alejarnos lo mas posible, aunque fuera lo que fuese ese bicho, ni a mil kilómetros estaríamos a salvo. Y así fue... A la noche siguiente oímos un ruido, parecían pisadas, el enano, en un claro acto de desesperación y miedo típico de su raza, se lanzo a la carrera, gritando cual animal aterrado. Debía estar evidentemente descentrado por el miedo, porque sin saberlo corrió hacia el peligro. Hidra lo llamó Guilliam, un enorme engendro de incontables cabezas, solo verlo resultaba intimidante, aunque no para mi. Ayudado por un conjuro de luz de Guilliam, dispare mi arco en repetidas ocasiones alcanzando a la bestia y provocándole graves heridas. Cuando la distancia fue demasiado corta, todos corrimos a enfrentarnos con la criatura, que parecía no sentir las heridas que minutos antes le había causado, y les juro que tales heridas deberían haberla mermado. Algo pasaba, las heridas que le producíamos se curaban como por arte de magia. Estábamos desconcertados. Hasta que por fin pude encontrar su punto débil, ¡¡ SUS CABEZAS!! ¡¡CORTAR SUS CABEZAS!!, y eso hicimos todos… bueno, el aterrorizado enano por las características de su tosca y burda arma, comenzó el festival de decapitaciones, mientras yo infringía gravísimas heridas en los puntos vitales de la bestia. Estas heridas fueron claves para lograr, no sin gran esfuerzo, tumbar a la bestia, con lo que el trabajo de decapitarla, podría realizarlo hasta un enano, y así fue...

Que días, del máximo de los placeres al mayor de los ascos, en tan solo un día, mis ropajes volvía a sufrir de los efectos de la sangre y las vísceras de las bestias, que dura es la vida de aventurero...., aunque a veces tiene sus recompensas....