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Del diario de Ilindril:
Las cosas se complican. Parece que nuestro camino se oculta a nuestros ojos. Nuestra misión se hace cada vez mas complicada y oscura, y no es que me importe, ya que nada mejor para desarrollar mis habilidades (ya de por si magníficas), pero es que hace días que no disfruto de los deliciosos placeres de la ciudad, un buen baño con sales aromáticas, abundante comida, buen vino, y como no, la compañía de una preciosa mujer. Y no es que no disfrute de la compañía de Lia, no es eso, pero se va haciendo necesario disfrutar de otro tipo de compañía. En los demás aspectos parece que todo el mundo en la compañía esta mas animado, después de la terrible incursión orca, después de recuperarnos de las heridas, y ayudar en lo posible en el renacer del pueble, continuamos viaje hacia las montañas, guiados por Guilliam, del que continúo sin fiarme ni un pelo, y menos después del asesinato que presencie días antes
Seguimos sin demora el curso del río hacia las montañas, fue un difícil camino, ya que la escasez de provisiones, la incesante lluvia, y la falta de caza hacían el viaje mas duro si cabe. Cuando nos acercamos a las montañas, Guilliam nos advirtió de la existencia de un puesto zhentárim en el paso de las montañas, ¡estos malditos zhentárim lo controlan todo! Así que tuvimos que desviarnos para buscar otro paso, Guilliam conocía uno, un poco mas al este, un antiguo paso de cabreros, angosto y peligroso, pero siempre mejor que enfrentarse a una muerte segura contra las huestes zhentárim. Sigo sin fiarme de él, este cambio de ruta me parece sospechoso, y no sé si estará tramando algo a nuestras espaldas. Además durante todo el camino han venido siguiéndonos el rastro, no sabemos quien, aunque espero que se trate de Arpistas, mi corazón quiere creer que alguien mas esta ayudándonos en esta difícil misión, aunque lo mas probable es que nos encontremos en peligro, y cada día que pasa, este peligro crece, ya que nuestras fuerzas se encuentra seriamente mermadas por las inclemencias del tiempo y la falta de alimento. He estado durante días buscando caza, pero no ha sido posible encontrar más que pequeños pájaros, frutas y algunas raíces. No es suficiente para todos, pero al menos aseguramos recuperar un poco las fuerzas.
Finalmente encontramos el paso a través de las montañas, una gélida brisa me advertía de la nieve que cubría la montaña, no es que me preocupe, pero tendré que andar con cuidado, el camino es angosto, y no todos mis compañeros son tan ágiles y diestros como yo, así que se me ocurrió el atarnos para poder cruzar el paso con segundad. Guilliam estuvo de acuerdo y se lo hizo saber al grupo. Me preocupa Lia, con este frío y tan poca ropa puede resfriarse, aunque es grato para la vista ver como sus prominentes senos responden al frío con dureza...
Como no podía ser de otra manera, fuimos sorprendidos por un lobo, un extraño lobo blanco de las cumbres que desprendía un gélido aliento. Gracias a mi valerosa actuación y a mi habilidad para el combate en cualquier situación, protegí al grupo con valor, aunque eso me costo gravísimas heridas y finalicé exhausto, sin duda esta debilidad ha sido causado por la falta de alimento, y el duro viaje. Si he de ser sincero, debo la vida a Guilliam, y a su "dominio" de las artes sanatorias, aunque pensándolo bien todo el grupo me la debe a mí por protegerles de tan fiera amenaza. Sin duda es cierto que mientras Guilliam y nosotros tengamos un fin común, podemos confiar en el, me lo ha demostrado hoy mismo, aun así no debemos confiarnos, ya que en cuanto este fin deje de unirnos, será un duro y cruel enemigo, sin duda.
Fue una gran idea el utilizar la carne del lobo como sustento, Lia nos preparo un gran guiso y pudimos entrar en calor y recuperar fuerzas. La calma duró poco, porque decidimos explorar la cueva en la que nos encontramos, así que me dispuse a ello en compañía del pícaro, eso sí, con mucho cuidado. Encontramos una sala con una extraña estatua, y cuando reunimos al grupo, para examinar la estancia y pasar la noche, una potente luz blanca nos cegó a todos y cuando recuperamos la visión ya no estábamos en la estancia anterior, habíamos sido teleportados. La estatua representaba una criatura humanoide con cabeza de serpiente, nunca había visto nada igual, sin duda lo recordaría, ¿qué nueva amenaza nos acechaba? Este terrible y fortuito accidente no hace más que retrasarnos de nuestra misión, debemos buscar cuanto antes una salida, e intentar no perder demasiado tiempo. ¿Acaso quienes nos seguían pertenecen a este culto? ¿Es esto un templo, o quizás una guarida de estas extrañas criaturas? La única forma de averiguarlo es investigando esta zona, y así de paso, otra excusa para seguir perfeccionando mi grácil y letal estilo. Como decía mi tío, "Nunca busques los problemas, ellos te encontraran a ti, simplemente aprende a solucionarlos", supongo que se refería a cosas como estas. En este extraño sitio había mas de esas estatuas, todas en la misma posición ¿significará esto algo?, seguramente nunca lo sabremos con certeza...
En una de las estancias encontramos a un bárbaro, un guerrero fortachón, con muy mal gusto para la vestimenta, aunque sin duda un bravo guerrero, su nombre es Frigoden, y ha accedido a acompañarnos, ya que al igual que nosotros, desea encontrar la salida. Nos advierte de la presencia de un extraño perro, del que ha huido días antes, ¿qué clase de guerrero huye de un perro? Como siempre tendré que encargarme de poner las cosas en su sitio. La exploración nos llevo muchísimo tiempo, no podría precisar cuanto, debido a que encontramos varios problemas en nuestro camino, puertas de piedra (tuvimos que derribarla entre Mert, Frigoden y yo, gracias a uno de mis brillantes planes, ya que el pícaro no fue capaz de encontrar la manera de abrirla....), unas extrañas runas en una pared, y lo mas extraño, una barrera de energía mágica que impedía el paso. El encuentro con los males que habitaban estas estancias no se hizo esperar, una extraña criatura, como un manto negro, se descolgó desde el techo y atrapó a Lia, aunque ella misma se liberó y consiguió liquidarlo, gracias también a la ayuda de Mert, y Guilliam, que creo un foco de luz, donde antes solo había oscuridad. El extraño animal perruno, también apareció, un ladrido ensordecedor dejó paralizado y trastornado a Guilliam, nadie mas resultó afectado, aunque me quedé totalmente desorientado cuando el animal comenzó a flotar por el aire y cruzó todo el pasillo por encima de nuestras cabezas, tan rápido que me fue totalmente imposible abatirlo. Una vez conseguimos trabarlo en combate, Mert y Frigoden dieron buena cuenta de él, sin duda no debería de ser un enemigo tan temible.
En la sala de piedra encontramos un medallón, que rápidamente deduje nos abriría paso a través de la barrera, así que me lo puse y me dirigí con paso firme a cruzar la barrera. Cuando iba a cruzarla, Mert me rogó que le dejara cruzar a el, seguramente le haría ilusión, ya se sabe que los de su raza se conforman con poca cosa, así que se puso el medallón y cruzo la barrera, tal y como yo pensaba, sin sufrir daño alguno. Aun así, Lia fue la que exploro la zona tras la barrera, no sin antes insistir en hacer querer probar si el simple contacto con el amuleto permitía el paso de la barrera, como nadie quiso arriesgarse, fui yo de nuevo el encargado de probar.....aun me tiemblan las rodillas por el impacto de la energía mágica....de nuevo Guilliam hizo uso de sus habilidades curativas, y esto ya esta empezando a ser demasiado frecuente.... Lo que ocurrió dentro me es desconocido, Lia volvió con un pergamino, y activo algún tipo de mecanismo que hizo que el muro con las runas desapareciera, lo que nos permitió encontrar una posibilidad nueva de salida.
En la sala que nos fue revelada había un hueco en el suelo, me descolgué para ver que había, y encontré una caverna en la que la tierra de una de las paredes era mas blanda que el resto, ERA LA SALIDAAA. Volví a subir a la estancia y de nuevo otra vez me sacrifique por mis compañeros, les ayude a bajar por la cuerda, quedando yo el ultimo para realizar un descenso trepando. Pese a esto, nadie agradeció mi valentía y mi sacrificio. El descenso fue extremadamente peligroso, aunque lento, por eso decidí acabarlo de la forma más rápida posible, dejándome deslizar por la pared, y así llegar antes al suelo. El aterrizaje no fue del todo ortodoxo, debo practicar más este tipo de maniobras.
Un vez mas volvíamos a ver la luz del sol, aunque no teníamos ni idea de donde estábamos, nada de lo que veíamos nos resultaba familiar, así que decidimos caminar en una dirección para encontrar, al menos, alguien que nos pudiera orientar. |
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