Del diario de Ilindril:

Sombríos son mis últimos recuerdos, la violencia de los combates, y la tristeza que se alberga en mi corazón por la perdida de tantas vidas inocentes hace muy difícil el querer recordar...Aún así, empezaré desde el principio...

Mi nombre es Ilindril, Ilindril De Melianme y soy de la gran ciudad de Aguas profundas. Allí mi familia es muy conocida y no menos respetada, y ocupa un lugar de peso dentro de su comunidad, en la que no menos respetado es mi tío, Maglor De Meliamne. Gracias a las historias de mi tío, desde joven siempre he estado esperando el día en que pudiera marcharme de aventuras igual que el, durante largos años perfeccione el uso del estoque y el arco por si algún día llegaba mi momento de gloria. Y ese día llegó. Mi tío me encomendó una importantísima misión, una de esas que solo se le confieren a grandes guerreros como yo, me confió la vida de una discípula (muy guapa ella, aunque un poco falta de pelo) de un intimino amigo suyo, un monje que vive recluido en un monasterio en las montañas. El maestro Fo, que así se llamaba y mi tío, eran grandes amigos y compartieron aventuras en sus años mozos. Fue un honor para mí que me eligieran para "cuidar" de su discípula, Lia.

Así emprendimos viaje, para mi era algo que deseaba desde hacia tiempo, recorrer el mundo en busca de aventuras, aunque Lia parecía un poco mas reticente, no parecía gustarle tanto, daba la impresión de que disfrutaba mas de la vida en su templo, pero como dijo su maestro: Todos los poyuelos deben aprender a volar para salir del nido. Yo no entendí muy bien a lo que se refería, pero me alegro de que Lia tenga que aprender a volar, estoy deseando ver como lo hace.

En nuestro camino nos encontramos con dos hermanos enanos, mineros, les ayudamos a solucionar un pequeño problema que tenían en su mina, resulto sencillo, aunque las cosas se complicaron en demasía, y nos vimos involucrados en una trama con los arpistas. Desenmascaramos un complot para robar un cetro muy poderoso, que con malas artes podría ser fatal para todos. Este cetro se encontraba en el panteón de un guerrero, que esta en un pequeño pueblo, aunque casi resulta fatal por culpa de las riñas entre las dos familias mas importantes del pueblo. Por suerte yo estaba allí, bueno y Lia también. Conseguimos una parte de este cetro, y en la búsqueda de los culpables del robo, formamos un pintoresco grupo, se nos unió un apestoso enano, maloliente y sucio, aunque si he de ser sincero, temible en combate. También contamos con la fugaz ayuda de un joven mago llamado Wilben, no era muy hábil con el uso de la magia, pero resulto de gran ayuda, fue una lastima que tuviera que atender otros asuntos. También nos acompaño un paladín de mi raza, un tipo muy extraño, tanto en nombre como en aspecto, aunque bravo luchador de igual manera. Por últimos conocimos también a un humano, un tipo peculiar, y un tanto extraño, a mi juicio no es un tipo de fiar, además tiene una extraña fijación por los caballos. Digo lo de extraño, porque en varias ocasiones hemos sentido en nuestras carnes los pinchazos de los pivotes de ballesta, aunque ninguno de nuestros enemigos utilizara ninguna....

En estos últimos días los acontecimientos han sido tristes, hemos ayudado a un pequeño pueblo a evitar una incursión orca, y esto ha costado muchas vidas, aunque gracias a mi pericia en combate pudimos con esas bestias, incluso acabamos con ¡un ogro! Se han perdido muchas vidas, pero las gentes del pueblo han luchado con valentía y podrán dormir tranquilos, al menos hasta la próxima incursión....

En este pueblo debíamos contactar con un hombre que nos iba a dar una información importante, pero el hombre que llevábamos como prisionero, un clérigo, lo mató antes de que pudiéramos hablar con él. Me hubiera gustado matarle, pero ahora nos es indispensable para encontrar a los ladrones, sus antiguos compañeros de religión. Le traicionaron, y le mueve la venganza, ha accedido a ayudarnos para vengarse, pero tendré que tenerlo vigilado, porque nunca se sabe de quien puede querer vengarse después....

Nuestras aventuras han sido muchas mas, y seguramente algún día pueda contárselas tomando una buena copa de aguamiel, será un privilegio para mi poder relatarle estas historias y muchas de las que mi tío me contó a mi en su día.